¿Sabías que...?

Hemos preguntado a varios/as niños/as avispados/as, qué les gustaría saber sobre Lufthansa y el mundo de la aviación. ¿Tú también sientes curiosidad y te preguntas, por ejemplo, cómo funcionan los WC a bordo o por qué todas las ventanillas de los aviones tienen pequeños orificios? Aquí encontrarás interesantes respuestas.

Tim, 7 años

Casi todos (re)conocemos el logotipo de Lufthansa. Inténtalo: cierra los ojos e imagínate cómo es. ¿Qué has visto? Un pájaro alzando el vuelo dentro de un círculo, ¿no es cierto? Y eso es completamente correcto.

¿Pero por qué es precisamente una grulla?

Hace más de 100 años, el arquitecto y diseñador gráfico Otto Firle sentó las bases para el actual logotipo de Lufthansa, creando la imagen simplificada de un pájaro volando. Resulta bastante divertido que, en realidad, solo había pensado en un ave que alzara el vuelo de forma elegante para representar a la compañía aérea. Pero Otto Firle no había decidido cuál, en concreto.

Fue mucho más tarde, cuando las personas vieron a una grulla en ese pájaro.
Y como la grulla es un ave que trae suerte, una emisaria del cielo y además augura una larga vida, se ha mantenido hasta hoy la idea de que el pájaro del logotipo de Lufthansa es una grulla.

May, 11 años

Seguramente has oído alguna vez que, a gran altitud, resulta más difícil respirar. Esto se debe a que la presión del aire va disminuyendo a medida que ascendemos. Podríamos decir que la presión del aire es algo así como el peso del aire que tenemos sobre nosotros

A mayor altitud, hay menos aire por encima de nosotros, por lo que la presión es menor. Pero también disminuye la presión del oxígeno, y los pulmones pueden absorber menos oxígeno. Respirar resulta cada vez más difícil. Quizá lo hayas experimentado alguna vez mientras practicabas senderismo de montaña.

Hoy en día, nuestros aviones vuelan a más de diez kilómetros de altitud. Es decir, que vuelan más altos todavía que la montaña más alta del mundo. ¿Cómo podemos respirar dentro del avión, a pesar de ello?

En primer lugar, los aviones modernos están equipados con cabinas presurizadas. A bordo, cuando viajamos a gran altitud, la presión en el interior de la cabina se regula para nosotros, las personas, de forma que podamos respirar normalmente.

A medida que ascendemos, el nivel de oxígeno de la atmósfera se mantiene prácticamente igual. Pero la presión disminuye, lo que obliga a aumentar la presión dentro de la cabina del avión para que podamos volver a respirar sin dificultad.

¿Y cómo se aumenta la presión en el interior de la cabina del avión?

La presión dentro de la cabina del avión la genera la entrada contante de aire, mientras que solo una cantidad reducida de aire vuelve a salir de la misma. La entrada constante de la cantidad precisa de aire necesaria para las personas y animales se controla por ordenador. Este aire renovado procede del exterior del avión, es aspirado a través de los motores y es sometido a una fuerte compresión por medio de compresores. Estos componentes, también denominados “compactadores”, comprimen el aire del exterior.

De este modo se genera presión en el interior de la cabina. El ordenador lleva a cabo suaves cambios de presión, por lo que tú ni siquiera percibes la diferencia de presión dentro de la cabina en el momento del despegue y en el de alcanzar la altitud de crucero.

Parte de ese aire compactado en el motor se desvía al interior de la cabina, a modo de aire para respirar. Está muy caliente, por lo que primero hay que refrigerarlo para después canalizarlo a través de las válvulas del sistema de climatización. En los aviones modernos, este proceso se lleva a cabo por ordenador, de forma completamente automática. Desde el sistema de climatización, el aire entra en una cámara, en la que se mezcla con parte del aire ya utilizado y filtrado de la cabina. Esta mezcla se vuelve a introducir en la cabina, suministrando así a los pasajeros aire fresco para respirar.

Por cierto: las cabinas de los aviones de mayor tamaño están divididas en varias “zonas de climatización” Esto permite regular el aire de forma diferente dentro de las distintas áreas, garantizando una temperatura agradable en todas ellas.

El aire en circulación de la cabina se filtra contantemente, con filtros especiales, para mantenerlo limpio. Así se eliminan casi todos los virus, bacterias y partículas que podría contener el aire de la cabina. Dentro de un avión de la casa Airbus, el aire de la cabina se renueva por completo cada dos o tres minutos aproximadamente.

Adrian, 10 años


Los aviones de pasajeros figuran entre las aeronaves más grandes y pesadas: gigantes de muchas toneladas, que solo pueden despegar gracias a motores muy potentes. En cuanto el piloto pone a trabajar los motores a su máxima potencia, el avión acelera en pocos segundos hasta los 250 kilómetros por hora y despega. ¿Pero cómo funciona?

Por medio del ventilador (1), formado por numerosas palas metálicas fijadas a un anillo giratorio, se absorbe aire al interior del motor, donde se compacta (2). De este modo se incrementan la presión y la temperatura. Desde allí, el aire pasa a la cámara de combustión (3), en la que también se inyecta queroseno, es decir, el carburante, y se enciende la mezcla. Los gases calientes de la combustión salen disparados hacia atrás de la cámara, a gran velocidad (unos 1000 kilómetros por hora), haciendo girar la turbina (4) situada directamente detrás. Este movimiento giratorio se transmite hacia la parte delantera, por medio de un eje, activando tanto el compresor (2) como el ventilador (1) que genera el impulso.

Una pequeña parte de los gases de combustión sale hacia atrás del motor, generando también impulso. En los motores actuales, la mayor parte del impulso lo genera el ventilador (1). Este “impulso frío” (flechas azules exteriores) supone el 80 por ciento de la potencia del motor. Solo el 20 por ciento restante, aproximadamente, sale por la parte trasera de la turbina, en forma de “impulso caliente”.

Maya, 10 años

¿Alguna vez te has preguntado cómo funcionan los WC dentro del avión? En realidad es muy sencillo. Los WC normales, como p. ej. los de tu casa, funcionan con una descarga de agua. En el avión, en cambio, esto no es posible. Habría que llevar cantidades inmensas de agua para tantos pasajeros. Esto requeriría mucho espacio y, el peso adicional, aumentaría el consumo de queroseno de forma considerable.

Por ello utilizamos los denominados WCs de vacío. Todo se aspira al interior del WC por medio de una presión negativa, como si se tratase de una aspiradora. Seguro que has escuchado ya el ruido que hace, si has utilizado alguna vez un WC de a bordo. Los retretes están recubiertos de teflón (como las sartenes, p. ej.), para que nada se quede pegado. Por eso solo se requiere una cantidad de agua muy pequeña, a modo de enjuague.

Los WCs de vacío están integrados en un “sistema cerrado”. Es decir, que todo pasa del retrete a un depósito completamente estanco dentro del avión, donde permanece hasta el aterrizaje. Una vez en tierra, unos vehículos especiales vacían los depósitos y trasladan su contenido al sistema de aguas residuales. Muy práctico, ¿verdad?

Daniel, 10 años

Si vuelas en avión, a veces se mueve un poco durante el trayecto. Si el avión vuela a través de un vacío de aire, pierde durante un instante algo de altitud. La sensación es parecida a la que se experimenta en una montaña rusa. En realidad, en el aire no hay vacíos o agujeros, como p. ej, los del queso, ya que el aire nos rodea siempre por completo. El término “vacío de aire”, lo que describe es un curioso fenómeno natural.

Quizá lo hayas observado ya algún verano: mientras que el ambiente es agradablemente fresco en los sótanos de las casas, es caluroso y sofocante en el último piso. El motivo es bien sencillo: El aire frío es más pesado que el caliente, por lo que tiende a descender. El aire caliente, en cambio, asciende.

El aire, por tanto, siempre está en movimiento, incluso a gran altitud, por donde vuelan los aviones. Los movimientos verticales del aire también se denominan corrientes ascendentes y descendentes. Es decir, que si el aire circula hacia arriba (corriente ascendente), al mismo tiempo tiene que circular aire hacia abajo (corriente descendente). Cuando un avión atraviesa una zona en la que confluyen una corriente ascendente y otra descendente, no solo al aire frío es el que desciende, sino que también el avión se ve impulsado hacia abajo.

El pasajero se siente como si el avión hubiese caído en un agujero (de aire). Lo único que tiene que hacer el piloto es acelerar un poco para remontar.

Peter, 10 años

Las rayas blancas, que seguramente ya hayas visto alguna vez, se denominan estelas de condensación. La condensación se produce cuando una sustancia pasa del estado gaseoso al líquido. Los gases de escape de los aviones contienen vapor de agua y partículas de carbonilla. Cuando los gases de escape calientes salen de los motores, se mezclan con el aire frío y se condensan formando minúsculas gotas. Si el aire está suficientemente frío, es decir, a cuarenta grados centígrados bajo cero como mínimo, se convierten en pequeños trozos de hielo. Vistos desde tierra, estos trocitos de hielo forman estelas blancas en el cielo. Al estar compuestas por gases de escape condensados y congelados, las llamamos estelas de condensación.

Cuando no hace viento, estas estelas se mantienen durante mucho tiempo en el cielo. Si un avión no deja estela mientras vuela, eso indica que la humedad relativa del aire es demasiado baja para que se forme. En un entorno de aire seco, el agua se evapora rápidamente, sin dar lugar a que los cristales de hielo se acumulen. Coge unos prismáticos y echa un vistazo más de cerca a las estelas de condensación. Comprobarás que se forman siempre dejando un pequeño espacio detrás del avión. Y es que, para que podamos verlos, tienen que acumularse muchos cristales uno junto al otro. Y eso requiere cierto tiempo.

Johanna, 9 años

¿Te has sentado alguna vez junto a la ventanilla de un avión? En caso afirmativo, es posible que te hayas fijado en esto: En la parte inferior de la ventanilla hay un pequeño orificio. ¿Por qué?
Los aviones son fascinantes, aunque también increíblemente complejos. Para poder transportar a pasajeros de forma segura por todo el mundo, cada detalle adquiere una importancia primordial.

Los aviones tienen, por ejemplo, ventanillas especiales.


Unas ventanas normales, como las que tienes en casa, no podrían resistir la presión atmosférica que se registra por encima de las nubes. Si un avión ascendiese al cielo con esas ventanas, se rompería el cristal debido al descenso de la presión del aire que lo rodea.

Por ello, la mayoría de los aviones de pasajeros tienen ventanillas con tres cristales: uno interior, otro intermedio y, por supuesto, otro exterior. El cristal interior, que puedes tocar, solo tiene como misión evitar que entres en contacto con los otros dos, ya que por encima de las nubes, la temperatura del aire (y la del cristal exterior) es muy baja: ¡hasta 60 grados bajo cero!

¿Y para qué sirve entonces el pequeño orificio?

Está ahí por dos motivos: por un lado, un vuelo no sería lo mismo sin las magníficas vistas, ¿no? El orificio permite que escape por él la humedad que se genera entre los cristales.

Pero el segundo motivo es mucho más importante todavía: el orificio permite compensar la presión. Cuando el avión asciende, desciende la presión del aire que lo rodea. En el interior de la cabina, en cambio, la presión sigue siendo la misma. El cristal exterior es el más grueso y, por tanto, también el más resistente, y debe mantener la presión interior de la cabina. El pequeño orificio garantiza que al aire pueda circular entre los dos cristales exteriores, de forma que solo el cristal más resistente sea el encargado de soportar la presión de la cabina.

Alex, 8 años

En algunas culturas, el 13 es el número de la mala suerte. Seguro que ya has oído eso alguna vez, ¿no? Por ello, la fila 13 no existe en el mundo de la aviación, por respeto a esa superstición. De este modo, nadie que piense que el número 13 trae mala suerte tendrá que sentarse en esa fila.

En muchos aviones de Lufthansa, no obstante, observarás que tampoco hay ninguna fila 17. Esto es porque, en algunos países como Italia o Brasil, el número de la mala suerte es el 17, en lugar del 13. Y como Lufthansa da la bienvenida a muchos/as pasajeros/as internacionales a bordo, procura respetar estas particularidades culturales. Así, todos/as los/las pasajeros/as de Lufthansa se sentirán cómodos en su vuelo.

Tom, 9 años

¿Conoces esa sensación? Durante el despegue y el aterrizaje, de pronto notas una desagradable presión en los oídos. Oyes algún crujido y es como si se te taparan; algunas veces, hasta duele. ¿A qué se debe?

Un avión vuela a altitudes de hasta 12.000 metros. Eso más que la montaña más alta de la Tierra. A mayor altitud, tanto menor es la presión del aire en el exterior del avión. Para compensarla, se aumenta la presión en el interior de la cabina. ¿Cómo? Esa respuesta ya la hemos ofrecido en la pregunta “¿Cómo puede respirarse en el interior de un avión, a varios miles de metros de altitud?”

Cuando la presión en el interior de la cabina del avión varía, tus oídos tienen que adaptarse a esa presión. Ahí arriba, no obstante, eso no resulta fácil. El tímpano dentro de tu oído es una membrana fija, que aísla tu conducto auditivo del agua y el aire. Cuando un avión asciende, por ejemplo, la presión disminuye. La presión en tu oído medio, en cambio, permanece igual. Se genera una sobrepresión en tu oído. De la compensación de la presión dentro de tu oído se encarga la “trompa de Eustaquio”. Se trata de un conducto tubular entre el oído medio y la cavidad nasofaríngea. Normalmente permanece cerrada, aunque se abre un poco cada vez que bostezas o tragas.

Es decir, que si masticas algo o bostezas durante el despegue o aterrizaje, la trompa de Eustaquio se abrirá, compensando la presión interna de tu oído. También puedes taparte los orificios nasales y la boca, e intentar soplar. Esto también te permitirá librarte de esa desagradable presión en los oídos.

Marie, 10 años


Aunque este precepto no figura en ningún manual, sí que se trata de una “norma no escrita”. Los pilotos y copilotos no están obligados a cumplirla. No obstante, procuran siempre atenerse a ella y comer platos distintos antes del vuelo.

La razón es muy sencilla: en caso de que alguno de los platos estuviese en mal estado, solo uno de los dos pilotos lo habría consumido. Es decir, que si uno de los pilotos se siente indispuesto por culpa de la comida, el otro siempre podrá hacerse cargo del control de los instrumentos y del pilotaje. Parece lógico, ¿no es cierto?